El domingo asistí, acompañando al amanecer, al Hito a Galvarino… Un bello Sol llamando al Sol a caminar un poco por ese recorrido que es el despertar
de los ojos
de las manos
del aire y del cariño.
 
Llegué solito al inicio del We tripantu… Mi apellido es indicio que no tengo pinta de ser un descendiente de los pueblos de esta tierra… pese a ello llegué y en menos de un minuto me arrimaron al fuego, me preguntaron si venía solito… y me cobijaron con un café y una sopaipilla con pebre… No necesito conocer a nadie, ni reconocer sus nombres para saber que cuando se desea entregar cariño y amistad se hace sin miramientos.
 
Habíamos solo dos personas que sin ser mapuches escuchamos al Lonco y su kultrun agradeciendo con la mirada al Sol y entregando el pan, el trigo, el mudai bien fermetado al cuerpo y a la tierra… «Mudai para el cuerpo» me dijeron…
 
Mientras los veía bailando entorno a su figura creada con ramas y pocillos de comida… mis talones se empezaron a mover solitos… y una amiga me fue a buscar, me tomó de la mano y entré en lo que es el agradecimiento por lo que se nos vino y por lo que se nos vendrá en este nuevo año.
 
El We tripantu es para agradecer y yo me fui caminando con una gracia muy hermosa… Me fui acompañado del Sol.
Video Relacionado del Hito a Galvarino
 

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